En el caso de hombres que lucían túnicas más cortas, completaban su atuendo con un manto corto y sin mangas, llamado palio.
El pilos cubría la cabeza con forma de bonete, usado por lo general por los artesanos y esclavos, y el petaso, lo hacía por medio de un sombrero con grandes alas.
Al principio, hombres y mujeres lucían largas cabelleras, pero luego de las guerras médicas los hombres adultos comenzaron a cortar sus cabellos.
Las damas griegas usaban los chitones ajustados hasta el talle, pero se hacían amplios en la falda, a través de pliegues, y decoraban sus atavíos mediante joyas. Resaltaban su figura con un cinturón y remarcaban su busto con un strophion.
El calzado unisex era de sandalias, o sea, un trozo de suela, sostenido a los tobillos, con tiras.
La vestimenta de los guerreros tenía un fin protector, en las batallas cuerpo a cuerpo. Los hoplitas se protegían con cascos, pesados escudos, sus torsos con corazas metálicas y las piernas se resguardaban con cnémides de bronce. La caballería en lugar de Cnémides usaba polainas de cuero, igual material que se usaba para el jubón y las hombreras. El pecho se protegía con discos de bronce.
Los griegos no conocían el jabón. En el baño se debía utilizar bien un carbonato de sosa impuro, bien una solución de potasa, o bien arcilla especial. Les gustaba bañarse antes de cenar.
Los griegos no empezaron a afeitarse completamente la barba y el bigote hasta después de Alejandro. En la época clásica, cuando se habla de una navaja siempre se trata de un accesorio del aseo femenino, ya que, para hacer desaparecer por completo el vello superfluo, las mujeres se depilaban con el candil o por medio de pastas especiales, pero también utilizaban navajas.
Después de las guerras médicas, en Atenas los niños eran casi los únicos que seguían llevando el pelo muy largo: cuando se aproximaban a la edad de la efebía se lo cortaban y lo consagraban a los dioses. Las mujeres libres sólo se cortaban el pelo temporalmente en señal de duelo.
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